lunes, 7 de marzo de 2016

Gatos y partículas

-¿Es más importante probar que algo existe o que no existe?
-La realidad seguirá siendo la misma, así que todo es cuestión de actitud.
-¿A qué te refieres?
-¿Cómo te comportas mientras no estás seguro de la existencia de algo?
-A veces ignoro el objeto de mi duda, como si no existiera. Pero otras asumo que si existe o al menos actúo teniendo en mente que es posible su existencia.
-Elige cualquiera de las posibilidades para tenerla en cuenta en nuetro ejemplo.
-Hagamos cuenta entonces que pretendo que algo no existe, y se demuestra que sí.
-¿En ese caso qué harías?
-Cambiar mi forma de actuar sobre ese asunto, pues antes no lo tenía en cuenta y ahora está claro que existe.
-¿Y si ya creías que existía?
-Seguiré actuando igual, pero con mucha más seguridad.
-¿Y en el caso de que actuaras como si no existiera tal cosa y de pronto se demuestra que llevas razón?
-También. Seguiré actuando igual.
-¿Y en caso de creer que sí pero demostrandose que no existe?
-De nuevo tendría que cambiar mi forma de actuar.
-Entonces sólo ocurrirá que cambiarás tu forma de actuar si estabas equivocado o seguirás actuando igual.
-Así es.
-Pero la realidad sigue igual tras el descubrimiento fuera cual fuera tu actitud al respecto.
-Exactamente.
-Ahí tienes a qué me refería.
-Entiendo. No es más importante una cosa que otra, ambas posibilidades aumentarán el conocimiento que tenemos sobre el tema en cuestión y afectará a las personas dependiendo de su actitud previa a saber con seguridad la existencia o no de la cosa en concreto.
-En ambos casos recuerda que a veces no podemos saber con seguridad total algo y que podría demostrarse más adelante que habíamos fallado en demostrar la existencia o no de algo. Por supuesto, también hay casos en los que podremos estar seguros totalmente.
-¿Por ejemplo?
-No podemos estar seguros de la existencia de algo en algunos casos del plano científico, pues podría ser que el experimento que demuestra la existencia de la hipotética partícula X concordase con lo que esperábamos que sucediera para ese caso, pero realmente fuera un raro comportamiento de una desconocida partícula Y. Así podríamos decir que existe la partícula X siendo en realidad sólo un efecto de la partícula Y.
-¿Y en qué casos estamos seguros?
-Imagina que metes un gato en una habitación. Al contarme lo que has hecho yo puedo creer que exista ese gato o no, pero cuando mire dentro, por mucho que tarde en encontrarlo, estaré seguro de que ese gato existe.
-¿Y en los casos de no existencia?
-Con el gato es sencillo. Es muy fácil saber si hay alguna forma en la que el gato pudo haber salido de la habitación. Si no la hay y hemos revisado todo posible lugar de la habitación, haciendo a su vez imposible que el gato se moviera a una parte de la habitación ya revisada, entonces podemos estar seguros de que no hay gato.
-¿Y con la partícula?
-Con la partícula es difícil. Habría que teorizar sobre los posibles sitios por donde podría haber "escapado" de la zona donde la buscamos e igualmente sobre cómo impedir que se mueva a un sitio donde ya la hemos buscado.
-Pero la partícula no es un gato.
-Digamos que sí. Digamos que para probar su existencia esperamos oirla maullar. Si no maulla puede ser que no exista o que no tenga las cualidades, o produzca los efectos que se esperan. Si ladra podemos decir que no existe, pero también decir que sí y que es diferente a como se había creido.
-Entiendo. Con algo como un gato podemos decir que está o no está en un sitio, porque conocemos sus cualidades. Pero con algo de lo que no estamos seguros que exista no hay modo de estar seguros de que exista o no.
-Pero no creas que se trata de que el gato tiene ventaja por ser grande.
-No, lo he entendido. La cosa que tiene tales cualidades recibe el nombre de gato y con ello podemos tener seguridad, pero una cosa, aunque sea del tamaño del gato, de la que no conocemos sus cualidades sino que las "ponemos" antes de conocerla no nos permite estar seguros de su existencia, pues conocemos sólo nuestras anticipadas cualidades, pero ni la cosa ni las cualidades reales de la cosa que creemos es la portadora de esas cualidades que hemos anticipado.
-Exacto. E incluso hay quien diría que ni tan siquiera de la existencia del gato podemos estar seguros, por más que le arañe la cara.

lunes, 15 de febrero de 2016

Vida

Llamamos vida a determinada cualidad, una cualidad emergente que no podemos entender sin acudir a los recipientes o portadores de esa cualidad, identificados por otra serie de cualidades y por enfrentamiento a sus contrarios, a los inertes. Aunque todo esto es confuso, por ejemplo, un cadáver aún "tiene vida", pero no "está vivo", sólo viven algunas de sus partes internas, entonces ¿hay distintos tipos de vida? ¿Una como conjunto de la otra o no sería eso vida sino sociedad? Porque si lo pensamos bien también los humanos nos unimos en sociedad y creamos un ser en conjunto que pareciera vivo, excepto porque sólo sus componentes son orgánicos, pero ¿no es eso lo que ocurre con casi cualquier tipo de ser vivo? Tal vez podrían crear varios niveles de lo que consideramos vida. Quizás analizando el nivel de voluntad propia que tiene cada ser, quizás por su complejidad de funcionamiento, no sé, ahora mismo no me interesa mucho este tema, lo dejaré para alguien que sepa, entre otras cosas, más biología que yo.

Lo que sí sé es que, al menos en nosotros, nuestra, a veces humilde a veces prepotente, especie, no se puede entender la vida como se entiende para el resto de organismos. Nosotros vamos más allá, no sólo en terrenos más cercanos a ese concepto de vida, como el ejemplo antes mencionado de la socidad. También desde ejemplos más claros o quizás más difusos como organismos sintéticos, que al fin y al cabo son como cualquier otra cosa, salvo que es creada por nosotros, por el organismo, no por una parte, aunque también somos capaces de tener hijos, incluso concebirlos fuera de nuestros cuerpos. Pero, y aquí llega el martillazo, ¿Qué hay de los robots? ¿Está vivo un robot que cumpla todos los requisitos para lo que llamamos comúnmente vida? ¿Qué hay de los llamados "ordenadores celulares"?

Por ello voy a dar otro sentido, o tal vez a ampliar el actual, para, al menos, nosotros. Y es que en nosotros ese concepto se queda pequeño, no sólo porque somos conscientes de la vida y, también pero no menos importante, de la muerte y su relación con la vida. Para nosotros la vida no incluye sólo la cualidad, también incluye la forma de proceder con ella, dicho en una forma un tanto redundante, nuestra vida es nuestra forma de vivirla. Pero también es como la acabamos, pues la muerte es también un acto de vida. Es nuestro fin, donde sabemos que acabaremos. Somos conscientes de nuestra mortalidad y por eso podemos involucrarnos por completo en nuestra vida, en su forma de llevarla a cabo. Quiero decir, que la vida humana está mucho más allá de los terrenos de la biología y que los humanos estamos mucho más allá de la vida entendida en su forma tradicional.

lunes, 8 de febrero de 2016

Tecnomemoria

Hablemos de la memoria, de la capacidad, no de otra cosa. ¿Hay que confiar en ella? Tenemos una capacidad natural para retener cosas, pero también tenemos otras capacidades que nos permiten sustituirla.

La tecnología, incluso la más rudimentaria, como papel y lápiz, permite una sustitución de la confianza en la memoria por la confianza en estos medios. Qué decir que incluso pueden ser más fiables que la memoria natural, pues en el ámbito de los recuerdos, digámoslo de forma sencilla, lo que almacenamos está modificado a nuestra conveniencia, y con el paso del tiempo mutará más, alejándose del recuerdo origianal. Así es que la memoria nos puede falla especialmente en estos casos, y no tengo en cuenta enfermedades u otros impedimentos que pueden hacer fallar la memoria.

Entonces ¿confiamos en la tecnología? ¿Renunciamos a las capacidades memorísticas en pos de la confianza en la tecnología? Yo opino que sí, que hay que quitar peso al valor concedido a la memoria y realzar la inventiva y otras capacidades, como la de buscar información, por encima del simple tragar y vomitar que suele ocurrir en el ámbito académico. Sí, hablo de educación.


Pero que no se me malinterprete, no quiero decir que no sea útil la memoria, me parece una gran cualidad que seguro que ha influido en nuestra capacidad de supervivencia en "edades tempranas" de la especie. Lo que quiero decir es, simplemente, que la tecnología nos hace las cosas más fáciles, y que con el nivel que tenemos de ayuda tecnológica para "memorizar" datos es mejor restarle importancia en ámbitos como la educación y conceder mérito a, por ejemplo, la inventiva.

martes, 26 de enero de 2016

Intersubjetividad como norma de convivencia

Aceptemos como presupuestos, sin que tampoco sea muy difícil, que no existe algo tal como una moral objetiva y que nuestra moral es subjetiva a nivel individual. Pero, sea por naturaleza sea por otra razón, convivimos con muchos otros individuos. ¿Cómo podemos sacar provecho de la moral? ¿Cómo hacer que sirva de punto común para políticas, leyes o lo que se quiera? No hay más remedio que buscar acuerdos entre partes, subjetivas, para constituir algo medio, aunque más hacia un lado que hacia otro normalmente (y dentro de unos límites de aceptación subjetiva de cada individuo). A este "acuerdo" de morales subjetivas lo llamamos intersubjetividad, pues no es propiamente subjetivo y, recordemos, no hay moral objetiva que se pudiera establecer como "norma justa" a cada situación.

Por ejemplo, se encuentran varias personas durante un viaje y bajo el amparo de la noche uno de ellos roba algo de comida a otro, con tan poca habilidad que es descubierto. El grupo habla sobre qué se debería hacer con él, pues nadie quiere ser robado, así que no pueden tolerar un acto como el que acaba de intentar llevar a cabo. Una persona dice que hay que matarlo, otra persona dice que vigilarlo, otra persona dice que si estaba hambriento hay que perdonarlo, otra que perdonarlo por ser la primera vez. Así que no les queda otra que llegar a un acuerdo, decidiendo finalmente que lo perdonaran esta vez, pero estará vigilado y a la siguiente vez lo matarán.

¿Qué ocurriría si en el grupo hay otra persona que está totalmente convencido de que bajo ningún concepto hay que matarlo? No aceptaría el anterior acuerdo, así que tendrían que cambiar el castigo por reincidencia o no llegaría nunca a estar de acuerdo con el grupo. Pero ¿Y si el que propone matarlo llega a aceptar matarlo por reincidencia, pero no el no matarlo nunca?

Desde luego llegar a un acuerdo es complicado, y aumenta la dificultad cuantas más personas haya y cuanto más diferentes sean sus morales. Así, la intersubjetividad es deseable (en pos de alcanzar un acuerdo), pero no siempre alcanzable.


Pero ¿Por qué es deseable la intersubjetividad? ¿Por qué hay que pactar con otras personas? Porque necesitamos convivir, necesitamos pactar reglas de convivencia con otras personas, tanto a nivel más pequeño y cercano (familia, compañeros de trabajo, vecinos) como a nivel más grande y lejano (nación, empresas, ciudades). La moral se extiende entonces desde lo personal hacia algo más global, necesitando volcarse en otras disciplinas como son la política, pero siempre por un acuerdo que hace pasar de lo subjetivo a lo intersubjetivo (nunca lo objetivo).
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