lunes, 30 de marzo de 2015

Humano ¿Bestia desordenada?

Humanidad, concepto o realidad, pero existente ahí, reinando sobre lo más y sobre lo menos. Vaga y confusa lleva en su vientre las delicias más refinadas y a la vez la más pasional barbarie. Todo lo malo del humano es por ser humano, todo lo bueno también. La bestia siempre es la excusa del humano, pero no son dos, sino uno a la vez bestia y la otra parte, juntos sólo humano.

Hay otra parte que no atribuimos a las bestias, aunque sí atribuimos la bestia al conjunto. ¿Qué será esa otra parte? ¿Acaso una singular enfermedad de la bestia o tal vez locura descontrolada que ahoga y divierte a la bestia? No lo sé, puede que sea un subproducto de la enfermedad o la locura, puede que la suma natural, puede que una propiedad emergente. Pero sea lo que sea, lo somos.

No podemos ya desprendernos de esa cosa que le es extraña a la naturaleza, tampoco podemos desprendernos de la otra parte, de la bestia, y tampoco de nuestra humanidad. Quizás algún día nuestra ciencia alcance la posibilidad de hacernos sólo bestias, tal vez la de librarnos, o más bien, desprendernos de ella. ¿Seremos entonces humanos? ¿No? ¿Qué, entonces? ¿Sí? Comienza el juego de los posibles, de la especulación, del soñar y declarar movimientos de una pieza muy real sobre un tablero pintado en el aire. ¿Filosofía ficción? ¿Y quién dijo que había que jugar en el hecho y no en la posibilidad?


Mil preguntas arrojadas como se arroja a nuestras pequeñas manos un gran cajón lleno de desorden. Que cada cual coja su trofeo, que cada cual haga su orden, que cada cual sea cada cual y reflexione hasta conseguirlo.

lunes, 16 de marzo de 2015

Lapidación a un tiro de piedra

"Libertad de expresión", tres palabras con las que se llenan a montones las bocas de las gentes de hoy en día en nuestra sociedad cosmopolita, o globalizada más bien, occidentalizada diría si acaso mejor. Tres palabras que vienen a defendernos como grueso escudo, tres palabras que morimos por defender, tres palabras que arrojamos como ponzoñosa flecha los unos a los otros.

Cierto es que ha estado la libertad de expresión moribunda, encarcelada, agonizando por su desuso. Ahora que la conquistamos finalmente o al menos ponemos la bandera de la sociedad, si acaso a veces la del individuo, en una buena posición pensando que está el problema a punto de acabar, ahora que la tenemos entre nuestras manos pareciera que escapara entre los dedos que rápidamente se afanan en hacerla volver empeorando así la situación.

Hoy, con la libertad de expresión cargándonos a cuestas, derribamos sus propias fortalezas, quemamos sus templos y la hacemos sierva bajo nuestras botas. Estamos en una situación donde esgrimimos esas tres palabras que no son nada más que un mal esbozo del original para dañar, precisamente, al contenido de esas tres malditas palabras.

Hoy, podemos decir cuanto queramos y como queramos esgrimiendo esas tres palabrejas que a mí me dan risa... ¡Y qué más da! ¡La libertad de expresión ha llegado a la ciudad! ¡Decid cuanto querais! ¡Imponed el tiro de la primera piedra que encontreis! ¡Nadie puede deteneros, la libertad de expresión es arma y escudo!

Aquí llegan entonces arrojando piedras y diciendo "¡Abrid vuestros oídos, pues la libertad de expresión os obliga a aguantar mis pedradas!" Cualquiera puede arrojar piedras, con filo o sin él, de cualquier color, forma y tamaño. Pero arrojar una piedra sólo porque tienes una honda, sin dar explicación alguna de la razón por la que la arrojas, más aún, sin tener una razón para arrojarla, no es libertad de expresión, es la tiranía de la palabra, es perder el respeto, en el sentido más honorable de esta palabra.

Pero hay que cuidarse, sí, incluso estos borregos que se creen pastores tienen que cuidarse, porque vienen los lobos con la boca llena de fieros colmillos de piedra y los ojos ciegos con las pupilas deformadas, o tal vez con una forma muy delimitada, la forma de organizaciones, lobbies, grupos y malas gentes que enarbolan banderas de sociedad que sólo ellos pueden sostener. Vienen rabiosos a morder y desintegrar al individuo, no queda más piedra que la de sus colmillos. A estos lobos no se les puede lanzar piedras, pues si la libertad de expresión nos lo concede hasta límites vomitivos, ahora, la "libertad de expresión", esas simples palabrejas, nos estorban y hacen de escudo para los hambrientos lobos.

El individuo puede expresarse, puede expresarse hasta construir horrendas esculturas parodia de humano y a la vez copia perfecta encarnada de él mismo. Pero nunca contra alguien que pueda responderte "¡Atentas contra la libertad de expresión!", y es lo que ladran, no aúllan, sino ladran continuamente estos rebaños, sí, rebaños, rebaños de lobos, pues entonces morirás apedreado, sí, apedreado y no ya mordido. ¡Déjate morder por el lobo o lanza una piedra y recibe mil!

Queríamos la libertad de expresión para que el individuo pudiera exclamarse y sirve ahora al poder fáctico de los grupos para callar a los individuos que tienen el poder de hablar no sólo por ley, ¡lo tienen por naturaleza! ¡Pobres ovejas que están encerradas creyéndose pastores! ¡Y no sólo por sus perros, también por sus ovejas!


¡Quien quiera entender entenderá, quien quiera callar que calle y quien quiera gritar que grite! ¡Que vengan ya los lobos fieros aullando respeto y mordiendo con él! ¡Que vengan y no callen que tampoco ha de hacerlo mi honda cargada no con piedras sino con la voluntad de disolver su rebaño!

lunes, 9 de marzo de 2015

La filosofía ¿Cosa de ricos?

¿Es la filosofía una disciplina para ricos? ¿Por qué si leemos sobre la vida de un filósofo resulta que era un noble, un rico, un mantenido, etc? ¿Significa ésto que la filosofía es sólo para ricos?

Al margen de la filosofía entendida como una carrera universitaria, que en España ya de por sí es un duro esfuerzo económico para la gente de clase media (aprovecho aquí para mencionar la estupenda iniciativa de Onfray y su "Université Populaire"), es difícil vivir de ella. Apenas hay salidas profesionales, la más factible es convertirse en profesor y por la escasez de plazas es difícil. Siempre se puede uno poner a trabajar en cualquier sitio que te sirva para poder comer cada día y dedicarte a escribir. Desde luego no vas a sacar ni para el postre con ello, y si lo pensamos bien ¿quién tendría ganas de escribir después de un día de horrible trabajo en algo que no te gusta? Eso, si consiguieras uno, que ya es un reto de por sí.

Está claro que para dedicarse plenamente a la filosofía hay que tener una buena base económica sobre la que tumbarse a pensar en ontologías, gnoseologías y todo lo que te apetezca. ¿De verdad? Pues yo apuntaría a que no. Desde luego ha sido así hasta hace bien poco, y sigue siendo la mejor opción para poder entregarte a la filosofía sin preocuparte de nada más, pero el futuro es hoy, y la globalización, las tecnologías y otras funcionalidades del mundo actual nos permiten un acceso casi inmediato en casi cualquier lugar a un libro, una revista, una publicación online, webs, blogs... Podemos aprovechar los pequeños ratos para entregarnos a la filosofía, como leer este texto, que no ocupa ni cinco minutos. Porque hay quien dice eso de "el saber no ocupa lugar" y, dejando de lado el poco sentido literal de la frasecita o la interpretación tan bonita que se pueda hacer de ella, yo afirmo "el saber ocupa tiempo", y mucho además. Por ello es que poder aprovechar cualquier pequeño rato es un lujo maravilloso.

Desde luego que se siguen teniendo los mismo problemas para disfrutar tanto como se pueda de esta disciplina, y de tantas otras que hay, porque realmente es el ocio lo que permite la filosofía, la ciencia, la investigación, el arte, el progreso, todo lo que puedas querer. Porque si pasamos todo el tiempo de nuestra vida trabajando y descansando del trabajo sin poder disfrutar de estar ociosos, no podríamos hacer nada, a no ser que te pagaran por ello, en cuyo caso serías alguien muy afortunado por poder disfrutar de la disciplina que te gusta, sea cual sea, y poder vivir de ella.


En cualquier caso, mi reflexión me lleva a concluir que el trabajo es molesto, aunque útil para quien se aprovecha de ello. Necesitamos ocio, una sociedad donde se consiguiera reducir el tiempo de trabajo a la vez que no disminuya la producción y que todos los individuos puedan vivir cómodamente podría permitir una sociedad del ocio mucho mayor que la actual, permitiendo disfrutar de tus aficiones, entre ellas la filosofía. Mientras tanto, en el mundo real, seguiremos aprovechando cada rato que tengamos para disfrutar de lo que nos gusta.

miércoles, 4 de marzo de 2015

De atunes en los montes

El territorio en el que el hombre vive y realiza sus actividades es cada vez más amplio. No hay duda de que este planeta nos pertenece. Pero hay más vida en él además de nosotros ¿Deberíamos ignorarlos?

Una de los efectos de lo tanto que abarcamos es que en cualquier sitio que consideraríamos "natural" por no estar habitado por nosotros, como un monte o un bosque, podemos encontrar nuestra basura.

Dejando de lado cualquier discurso a favor o en contra de la naturaleza, es un problema. Imaginad que en nuestro planeta no hubiera nada vivo además de nosotros, que todo fuera cemento y cristal. Subiríamos a un monte de metal y encontraríamos plásticos, latas, basura en general. ¿Estaría entonces bien, ya que no afectamos a la naturaleza?

Es fácil comprender que arrojar basura en cualquier lugar no es un problema de respetar la naturaleza, es un problema en sí. Es sucio, es feo, es peligroso y es perjudicial. Todo eso sin tener en cuenta la naturaleza. Es nuestro deber como especie dominante responsabilizarnos por nuestra actividad y proteger a los demás seres vivos. Nos hemos apropiado de la naturaleza, la hemos sometido y ahora deberíamos tener cuidado con ella, quizás nos pueda dar igual que en los montes sea más fácil ver latas de atún que conejos, pero si los conejos no nos dan ningún problema, y encima las latas de atún sí, entonces ¿Por qué seguir así?
Te puede interesar: